La comida apilada de cualquier forma no resulta apetecible. Por ello, la presentación de los platos es una forma de estimular los sentidos del comensal y proporcionarle un disfrute de la comida de principio a fin. ¿Qué tener en cuenta para presentar nuestros platos?
Alimentos, variedad y color
Un plato ha de presentar una variedad de alimentos nutritivos, compatibles entre sí, que se visualicen en el plato. La variedad también pasa por variedad de métodos de cocción en un mismo plato que, a su vez, generará diferentes texturas y estimulará el paladar (como por ejemplo, una carne asada con patatas al vapor, pescado al vapor con verdura asada, etc).
La variedad de alimentos y técnicas, en todo caso, ha de resultar atractiva. El color genera esa sensación de atractivo que abre el apetito. Tonos brillantes y naturales son importantes, de ahí que sea vital que los alimentos estén cocinados al punto y que las verduras mantengan sus tonos vivaces (los cuales nos los aseguran, por ejemplo, técnicas como el blanqueado para fijar los verdes).
Unidad, formas y punto focal
A la hora de colocar la variedad de forma visible en el plato, sin embargo, hemos de tener en cuenta cuál es el elemento principal del plato, para que la mirada se dirija al mismo. Este sería el punto focal y, para crearlo, hay que situar los componentes del plato dando sensación de unidad y cohesión, sin demasiadas áreas de atención que distraigan. La simplicidad es esencial en este sentido y genera una percepción de elegancia.
A su vez, es interesante jugar con la geometría sin caer en lo monótono. Es decir, jugar con formas redondeadas y cuadradas (no todo redondo, ni todo cuadrado), combinar diferentes tipos de corte y piezas enteras, etc. para que todo no se vea igual.
El flujo: ¿por dónde empiezo a comer?
El flujo se refiere a cómo se disponen los alimentos en el plato, de modo que de alguna manera nos indica por dónde empezar a servirse o a comer. Este flujo es el resultado de la mezcla del equilibrio entre la variedad, la visión unitaria del plato y el punto focal. En este sentido, podemos encontrar un flujo de balance asimétrico, lo cual implica más de un punto focal (que puede interesar, porque haya más de un elemento principal en el plato), y generará una unidad más dispersa; o un flujo de balance simétrico, en el que los elementos siguen una misma dirección, ya sea en paralelo, ya sea en círculo alrededor del elemento principal, etc.
Cocineando.com, 06/06/19 – Consejos para una presentación atractiva de tus platos